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(Este reto consiste en escribir, cada mes, un relato de 5 líneas que incluya las tres palabras propuestas. Si eres nuevo por aquí, te pido que leas cuidadosamente las normas.)

Medallero

 

MEDALLA DE BRONCE; Agnes Loriga, Alicia, Anabel Samani, Antonio Jimenez, Aurora Roger Torlá, Carles Leo, Carmen, Daniel A. M., Diana Rosa Conti, Do.Lobera, Francisco Velandia, Javier Sánchez Bernal, Juan Fernandez Vicente, jm vanjav, José Torma, Lorenzo, Luis J. Goróstegui, Marlen, Mercedes Menéndez Aguirre, M.Hourloon, Minerva Hernández García, MJ RU1Z, Nuria de Espinosa y Saricarmen.

 

¡Enhorabuena a todos!

 

ABRIL:

Llamas, voces y suceda.

 

 

Quería ser un héroe, ahora no creo que suceda. Las llamas sobrepasan ya los dos metros. Me coloco en posición, manipulo el aire con los arcanos y lanzo el hechizo hacia la pared de fuego. No funciona. Me estoy quedando sin energía. Oigo las voces de mis compañeros pero están muy lejos, no creo que pueda aguantar. Es tarde para arrepentimientos, tarde para cualquier cosa. Tenía razón mi padre cuando me dijo que los cementerios estaban llenos de valientes. Pronto habrá uno más.
Por Adella Brac.

 

Sentí un escalofrío al escuchar las voces susurrantes en la noche, mientras las llamas iluminaban la cueva. ¿Había algo que acechaba en las inquietantes sombras? De pronto, el aire frío se movió detrás de mí, pero no hay nada que suceda porque sí y me di la vuelta bruscamente. Vi una figura oscura acercándose lentamente, muy lentamente, y me quedé paralizada por el miedo. Fue entonces cuando me di cuenta de que no estaba sola en la cueva, las voces de los espíritus me acompañaban.
Por Marlen Larrayoz, del blog El blog de Trujamán.

 

Las voces de su cabeza gritaban.
—Tienes que terminar con todos ellos, sabes que hacer, lo que suceda no será culpa tuya, sino de ellos que son los que arderán en llamas.
Laura se llevó las manos a la cabeza.
—¡No puedo más!
Se dirigió al garaje, cogió un bidón de gasolina, y condujo hasta la gasolinera. Las noticias dijeron que una mujer había muerto al intentar incendiar la gasolinera; un policía de servicio le disparó impidiendo la tragedia.
Por Nuria de Espinosa, del blog Entre luces y sombras.

 

Las llamas tiñen la estancia de un tono anaranjado y rojizo. Según pasa el tiempo ya solo se alcanza a ver una espesa negrura causada por el humo, pero esos malditos destellos parecen seguir riéndose de mí. No veo ya los muebles, aunque mi cerebro hace lo que puede por rellenar los huecos con mis recuerdos. Antes de que suceda lo inevitable, me parece hasta escuchar las voces de todos aquellos que han llenado de amor esta casa.
Por Alicia.

 

Vivir con Los Cuatro Fantásticos es complicado. Con La Antorcha Humana siempre acaba algo en llamas. Menos mal que las voces de los vecinos nos ponen en alerta, y al final el tema no va a mayores. Si no es el fuego es otra cosa, pero suceda lo que suceda la única que se libra de las iras del vecindario es la Mujer Invisible, no hace falta explicar por qué.
Por Lorenzo.

 

Parece que el mundo se está consumiendo al fin. Ha llegado su hora. Las llamas arrasan con todo, dejando solo ceniza y polvo a su paso. Los paisajes se tornan de color negro, las voces de la naturaleza se van apagando unas tras otras, mientras las de la sociedad gritan cada vez más fuertes, más desesperadas. ¿Cómo hemos podido permitir que esto suceda? ¿Cómo hemos llegado a este punto? No hay vuelta atrás, ya no. La última oportunidad no era más que un espejismo y ahora… Se acabó.
Por Agnes.

 

Miraba el estante lleno de libros, cada vez que volteaba era un recuerdo de él, de su trabajo en la universidad, parecía que no había nada en el mundo más importante que eso, ni siquiera su propia hija. Las voces internas le gritaban «Vamos, haz que suceda». Ella no lo pensó más, dejó caer el fósforo sobre el camino de combustible que había derramado. Las llamas hicieron el resto.
Por Katalina Camus, del blog De cornucopios y otros cuentos.

 

En un cielo bravío de un atardecer en llamas un destello bajó de lo alto. Todo era silencio salvo las voces de los transeúntes. Y del destello descendió un ser de apariencia humana para averiguar si los humanos consentirían compartir su Tierra con una especie de otro planeta en peligro de extinción. Suceda lo que suceda, la Tierra es su única salida. Por eso ha venido, para discernir cuál es el mejor camino a seguir para que el primer contacto humano-éld’in no acabe en destrucción.
Por Luis J. Goróstegui, del blog Observando el paraíso.

 

Me llamas y haces que suceda: todas las voces de mi cabeza que me dicen que no lo haga se quedan en silencio. Vuelvo mi mirada al frente y agarro con más fuerza mi tabla, doy unos pasos y ya estoy en el agua. Respiro hondo y a partir de ese momento mi cuerpo es una máquina que repite los movimientos que tantas veces ha practicado. Lo conseguí: surfeé la ola más grande que había visto.
Por Edith T. Stone, del blog Tahis.

 

Despegamos. La nave vibra luchando contra la gravedad. Las voces al interior de la cabina se silencian al ver como las nubes se abren a nuestro paso. Yo no me distraigo. No puedo permitir que nada le suceda a este transporte porque la supervivencia de la humanidad depende de este viaje. Las llamas del módulo de arranque se apagan al iniciar la segunda fase del vuelo. En ese instante algo golpea el fuselaje. Una piedra lanzada por Carl rompe mi cohete de juguete.
Por Francisco Velandia, del blog Pacho escribe.

 

El viento sopla, llevando el susurro de las voces de un pueblo olvidado en el tiempo. Otrora había sido un pueblo orgulloso que desafió a los dioses buscando la inmortalidad en sacrificios e invocaciones demoniacas. Fueron castigados pereciendo bajo las llamas. Desde entonces, sus voces, transportadas por el viento, alertando a los vivos del castigo divino que está por llegar. Espero que no suceda, pero el humo empieza a levantarse desde el palacio. Nuestro castigo ha llegado.
Por Do.Lobera, del blog Do.Lobera.

 

Sentada ante el fuego, las llamas me dibujan un futuro que no quiero que suceda. Las voces a mí alrededor se alzan impacientes. No puedo contarles lo que veo. Sería el fin de nuestro gremio.
Por Sargow.

 

«¡Necesito tu ayuda!». Dice la nota, «las voces no se han equivocado hasta ahora, debo actuar antes de que suceda». La habitación luce desordenada, en una hormilla de la estufa ondean unas pequeñas llamas. Platos rotos en el piso y la llave del agua abierta, indican que intentó apagar el incendio. La ventana esta abierta y una suave brisa juega con el fuego. Hay lodo en la cornisa. Te acercas y miras al suelo. Abajo, entre los arbustos, Joaquín por fin entendió que no podía volar.
Por José Torma, del blog cuentos, historias y otras locuras.

 

Durante la Devastación, una de las bombas incendiarias arrojadas sobre el almacén se quedó encastrada sin estallar. Ahora ha despertado y las virulentas llamas devoran todo lo que contiene. Su aterrador rugido parece imponerse sobre las desgarradas voces de los desdichados que se habían refugiado en su interior huyendo del frío. Es arriesgado intentar salvarlos, pero hay que hacerlo, suceda lo que suceda…
Por Daniel A.M., del blog La narrativa de Daniel A.M.

 

«¡Estás aquí, has venido!» Tal vez hoy me brinden la mano ganadora y suceda; es lo único en lo que pienso. Tu sonrisa me dice ven. Me llamas con una simple mirada. Mi corazón brinca desfogado y se salta algún que otro latido. Imaginar mi cuerpo sobre el tuyo me estremece. ¿Y sabes qué? mis voces están de acuerdo conmigo. Acabemos con él, me susurran.
Por NO SOLO LEO, del blog No solo leo.

 

Me llamas y no te escucho porque hay demasiado ruido a mi alrededor. Otras voces interfieren entre tú y yo en esa locura que significan las relaciones sociales. Pero aunque la voz no nos comunica si lo hacen las miradas que se buscan como si los ojos tuvieran todo el poder para contarnos lo que de verdad suceda en nuestras vidas, lo que merezca la pena ser relatado. Olvidemos los sonidos y nos quedaremos con las imágenes. ¡La mejor decisión!
Por Mercedes Menéndez Aguirre.

 

Nos llamas a voces antes de que suceda. Ves venir el peligro, contemplas, impotente, la temible sombra que se abalanza sobre tu cuerpo. Corres, buscas un escondrijo, chillas con todas tus fuerzas para que que seamos conscientes de lo que va a pasar. Pero es en vano. Ni siquiera somos conocedores de tu diminuta existencia. Tu suerte está echada. Mi bota de montaña deja más huella que tu diminuto cuerpo aplastado. Entre risas, nos hacemos unas fotos antes de seguir nuestro camino.
Por Aurora Rapún Mombiela, del blog La historia está en tu mente.

 

No es probable que suceda, pero aún confío en salvar mi alma. Después de una vida de excesos, despreocupación y futilidad, la parca me sorprendió en un momento de contrición. Las voces que escucho en mi cabeza, desde que me azotó el COVID-19, me han arrastrado hacia la cordura. No veo salida… me aterra padecer una eternidad consumido en llamas. Arrepentimiento, dudas, desesperanza, miedo. ¿Culpable o inocente?
Por Javier Sánchez Bernal, del blog La buhardilla de Tristán.

 

Jaime acudió, junto a la dotación a la que pertenecía, al aviso de incendio que había llegado al parque minutos antes. Un edificio en llamas siempre era una salida importante. En ocasiones, una vez llegan al lugar del siniestro, las personas han sido desalojadas; pero, si como en este caso, todavía permanecen dentro, las voces que se pueden oír son estremecedoras. Mejor que esto nunca suceda.
Por Antonio Mompeán, del blog Lecturas de Leland Gaunt.

 

Tu mano se desliza lentamente por mi espalda baja y ya me siento en llamas mientras besas mi cuello lentamente te acercas a mi oído, cierro los ojos y me pides que me quede pero las voces en mi cabeza me gritan que no permita que suceda una vez mas, el deseo de sentirte es inevitable cuando abro los ojos nuevamente no puedo evitar mirar el cuadro de tu fotografía junto a mi hermana es ahí cuando revienta la burbuja del deseo cayendo sobre mi como un balde de agua fría.
Por MarianaS.

 

No hay día en que no suceda en algún lugar. Hoy me ha tocado a mí. Han destruido mi casa, que había construido con mis manos. Las voces, armadas de palos, llamas y venenos, me persiguen. Corro, corro, me han partido una pierna, pero aun soy rápida, me quedan siete. Espero que no encuentren a mis hijos, dejé mi puesta bien escondida. Un día aprenderé el idioma de las voces, las perseguiré, les gritaré los horrores que han cometido. Un día. O una noche.
Por Anabel Samani, del blog Anabel Samani.

 

Y la luz fue única. Y el canto se elevó al cielo. Y las voces, en un aleluya al unísono, vibraron. Y las llamas de las velas iluminaron el gran templo que en penumbras se encontraba… como tantos corazones. Pero en esa luz surgió la alegría y despejó las sombras. La alegría es un derecho de todos, aún en tiempos oscurecidos. Ojalá suceda que esa victoria de luz en oscuridad nos acompañe siempre y se refleje en cada paso que demos.
Por Diana Rosa Conti.

 

Me llamas a voces, intentando impedir lo inevitable. Apenas la oigo. Déjalo que suceda, me dice mi subconsciente, inconsciente del peligro al que me enfrento. Sólo es un gatito grande con los ojos de un negro profundo que no dejan de acecharme. Como no sé leer no he podido ver la advertencia que dice que a las panteras negras no se les debe acariciar a través de la verja.
Por Nahnnuk.

 

Torturados entre las llamas, las voces de los condenados maldecían al clérigo, pero no conseguían acallar sus oraciones. Los rezos eran tan necesarios como el martirio de la carne para expiar sus pecados. Lo que suceda a cada una de esas almas descarriadas tras el juicio divino pesaba más para el inquisidor que los gritos de esos herejes.
Por M.Hourloon.

 

Guillermo, no sé por qué tantas veces llamas buscando una reivindicación o justicia para un caso casi perdido, después de tantos años. Ya sabes que muchas voces se han levantado reclamando sus tierras que han sido apropiadas y no han conseguido nada, porque detrás de todo están unas personas, no solo de dinero, sino también influyentes políticamente. Agradece que no se perdió la siembra y reza para que suceda lo que deseas: sean devueltos los terrenos y recuperes el tuyo.
Por Minerva Hernández García.

 

Los subestimé. Creí buena mi táctica de abandonarlos en los tubos lávicos, pero no funcionó. Primero, oí las voces. Ahogadas. Luego, vi las llamas. Imposibles: los sistemas de seguridad se suponían inexpugnables. La Colonia quedó muy dañada. Y mi reputación con ella. Cuanto suceda a partir de ahora en Hellas ya no solo dependerá de nuestra capacidad como científicos y gobernantes. Son enemigos y estamos en guerra.
Por MJ RU1Z, del blog Eleeabooks.

 

Cada noche de San Juan, desde niña, acude a las hogueras . Ahora, ya mayor, recuerda con cariño cómo las vivía con sus amigos, durante esa etapa de la vida en la que todos estamos perdidos y necesitamos un viento a favor o un faro que nos guíe. Llega un momento, cuando el cansancio le vence y el alcohol la adormece, en que se sienta a contemplar las llamas, en que las voces le rodean y solo espera que suceda algo que nunca ocurrirá.
Por Antonio Jimenez, del blog Escribe y golpea.

 

Las voces de mi cabeza no cesan de enviarme mensajes de auxilio. Son palabras duras pero alentadoras. Algo fuera de mi alcance quiere que despierte de mi prolongado letargo. No puede ser una casualidad porque las llamas de la eternidad también me invitan por las noches a cambiar de vida. Suceda lo que suceda, tengo cierto temor a renovar todas las cosas que me duelen; aún sigo varado a la rutina de padecer.
Por Juan Fernández Vicente, del blog, «Poemas».

 

La lluvia no aparecía, y las cornetas y los redobles anunciaron el inicio de la procesión. Callejearon esquivando a la multitud que se agolpaba ante la presencia de las imágenes, De pronto el viento rugió, zarandeó las velas y las llamas envolvieron el manto ante las voces que gritaban «¡No dejéis que suceda!» Todo fue muy rápido y como esas vidas que combustionan sin darse cuenta, todo quedó en cenizas.
Por Carmen, del blog Propuestas and made.

 

Quiero que llegue, que suceda ya, le dice a su amiga. De entre todas las voces la que me electriza y sobresalta es la suya; hace revolotear mariposas en mi estómago y surgir llamas entre mi mano y el móvil. Un taxi se detiene frente a ellas y desciende un anciano medio encorvado portando una flor. Al instante ella se gira escondiendo su decepción. ¡Oh!, le dice su amiga, lo único joven que tiene es la voz. ¡Vámonos ya!
Por Saricarmen, del blog Desde El Cielo.

 

Es medianoche. Él quedó en venir. Oigo voces, risas y suspiros. Me asomo a la mirilla, ese balcón con vistas al rellano de la escalera. La vecina de enfrente tiene la puerta abierta y abraza a mi novio. Él se quita los calzoncillos a toda prisa. Tengo la cabeza en llamas. No puedo más. Suceda lo que suceda cogeré el cuchillo jamonero y los despedazaré.
Por Aurora Roger Torlá.

 

«Todo quedó devastado por las llamas que, en cuestión de minutos, destruyeron lo poco que quedaba de nuestra vida en común. Un incendio provocado por las voces que siguen sonando en mi cabeza, esperando a que suceda el milagro de que tu recuerdo se esfume como el humo que ha dejado mi alma en silencio».
Por Magdalena Barreto, del blog Mi vida en retales.

 

Espero que no me suceda de nuevo, pero no pondría la mano en la plancha ni aunque estuviese desenchufada. Una noche, volviendo a casa, te cruzas con una persona que al momento te resulta muy familiar. Una amiga o amigo que hacía una eternidad con quien que no coincidías, lógicamente te vuelves y lo llamas por el nombre, pero él o ella ni caso. Insistes, ahora, a voces, y lo mismo. Corres hasta su altura y, ahora sí, se vuelve con sobresalto. Y, finalmente, resulta que ni se parecía.
Por jm vanjav, del blog jm vanjav hasta en 500 palabras +

 

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