
(Este reto consiste en escribir, cada mes, un relato de 5 líneas que incluya las tres palabras propuestas. Si eres nuevo por aquí, te pido que leas cuidadosamente las normas.)
Medallero
MEDALLA DE PLATA: Magdalena Barreto.
¡Enhorabuena!
AGOSTO:
Duda, desprenden y menos.
Cada día a la misma hora compruebo el roble viejo. En el pasado nos dirigíamos a él como el venerable anciano, pero ahora solo es un árbol moribundo. El olvido fue en algún momento una simple duda, pero caló en los huesos, se infiltró en el torrente sanguíneo y terminó infectando la memoria de todos. Solo yo recuerdo. Hoy he notado que sus hojas se desprenden más rápido de lo normal y eso solo puede significar una cosa: nos queda menos tiempo del que creía.
Por Adella Brac.
Creo que era en Primero de BUP, cuando nos tocó a mis compañeros y a mí, un profesor de dibujo al que apodaban el Duda. Buen profesor y buena persona. Era un profe de esos que desprenden buen rollo, demasiado. Porque el primer día nos dio la mano y para el resto del curso le cogimos el brazo. Menos mal que en mi época de estudiante no existían los móviles, porque si no, el Duda, el Turco, el Patillas, el Patata, el Patató, y algunos más, serían absolutamente virales.
Por Lorenzo.
Termino de escribir el párrafo y me queda la duda. No es que Eva sea menos que Tania. Reviso la redacción y encuentro un par de errores que se desprenden de mi inhabilidad de poner las tildes donde corresponden. Me hago un lío con los tiempos verbales. Una me va a odiar, eso de seguro; quisiera tener la certeza de que, una vez que se dé cuenta, la otra me aceptará, Algún día aprenderé a decir «No» sin temor a ofender. Ahora tengo que decidir a cuál voy a invitar al baile.
Por José Torma, del blog Cuentos, historias y otras locuras.
QUEMAR LA NOCHE. La adolescente insomne mastica una duda. Ha conocido a alguien que le ha contado que cruzando una puerta se alcanza un mundo mágico del que se desprenden sensaciones inimaginables. Que solo los tontos eligen quedarse a este lado, menos emocionante, arropados por todo lo conocido. La mañana disipa el problema a golpe de hacha. Su padre que, al parecer, ha pasado frío esta noche, ha encendido la chimenea y añade la leña recién cortada sobre las brasas candentes.
Por Aurora Rapún Mombiela, del blog La historia está en tu mente.
Mientras las hojas del calendario se desprenden inexorablemente, ella mira de nuevo la bandeja de entrada de su proveedor de mensajería instantánea. Nada. Hace, al menos, quince días desde la última vez que la contactaron y la comunicación fue, por decirlo suavemente, críptica. En su fuero interno, no alberga ninguna duda de que, con la información adecuada, podría resolver la crisis; la cuestión es que no es sencillo jugar una partida a ciegas…
Por Javier Sánchez Bernal, del blog La buhardilla de Tristán.
Hemos pasado juntos casi doce años. Llegó cuando apenas tenía tres meses, en principio era para el niño, que tampoco era muy grande por aquel entonces, pero ya se sabe que, al final, terminan haciéndose cargo los padres. En este caso el padre, es decir, yo. Estamos paseando por el prado cercano a la urbanización, las flores desprenden su inconfundible olor. Lo llevo suelto pero ahora camina despacio, junto a mi. No cabe duda de que cada vez le queda menos tiempo a mi querido perro.
Por Antonio Mompeán, del blog Lecturas de Leland Gaunt.
Tuvo una duda razonable al ver la sombra semicircular que la farola del parque lanzaba tras el banco. Miró el haz de luz que las estrellas desprenden y echó de menos el sosiego del árido desierto. Sabía que tal vez, Laura no acudiría a su cita, pero en su corazón albergaba esperanza. Cortó sus pensamientos y se sentó a esperar; quizás con suerte sería su última noche en soledad. Recordó qué días atrás tuvieron una fuerte discusión, aún y así, tenía la ilusión de que volvería.
Por Nuria de Espinosa, del blog Bitácora Literaria.
Cada día va a la casa del maestro para resolver una única duda de carácter existencial. Una duda por sesión, esa es la premisa del sabio. Mas cada explicación le desprenden nuevas preguntas que necesitan respuesta. Y aunque se le acumulen las preguntas, sabe que tiene una duda menos que ignora y un conocimiento más que sabe.
Por Do.Lobera, del blog Do.Lobera.
Desde entonces ya no tengo ninguna duda. De los versos de la Divina Comedia se desprenden todas las pistas que permiten averiguar cuáles son las claves, según Dante, para que la humanidad mantenga sus esperanzas; porque la sabiduría puede ser la principal, pero debe haber alguna complementaria al menos; tal vez muchas más. Para identificarlas, debo seguir internándome en los entresijos de lo escrito por el poeta…
Por Daniel A.M., del blog La narrativa de Daniel A.M..
«Menos es más» dicen a menudo. Maika había acumulado tanto a lo largo de su vida y ahora tocaba mudarse, ahora había que elegir que viajaría con ella, la duda era enorme, todo le traía recuerdos no tangibles que lo tangible hacía presente. Le hubiera gustado saber si aquellos que se desprenden de sus posesiones pierden también los recuerdos, la vida vivida. No habría vuelta atrás.
Por Ana, del blog Cuéntame algo…, mejor escríbemelo.
Las estrellas del cielo solo se desprenden cuando llega el nostálgico otoño. En los parques de mi barrio se pueden pisar luceros recién caídos hacia finales de octubre, poco antes de que el año se desprenda de su edad. Si menos es más…, no hay motivo para la duda que me asola: la próxima estación será la mejor de todas las venideras. Mientras llegan nuevas primaveras, dejemos a las velas meditando.
Por Juan Fernández Vicente, del blog «Poemas».
Las rocas se desprenden de la montaña para caer rodando hasta el río. Menos mal que la naturaleza es sabia y el camino entre las aldeas apenas habitadas, esas que aún mantienen la vida en ese mundo entre la desolación y la libertad, estaba desierto. El germen está sembrado y la raíz será fuerte y profunda. La tierra habla alto y claro. Sólo le queda la duda de si será suficiente para disuadir a los desalmados, a los corruptos con alma de hielo que ansían su destrucción.
Por Mercedes Menéndez Aguirre.
Los montes azules desprenden sus vellos colores bajo el cielo rojizo del atardecer, como si bailaran una vieja danza ya muy ensayada. Siempre he tenido una duda sobre el efecto lumínico de este paisaje en particular, entre más lo admiro menos lo comprendo. Una voz resuena desde dentro de la cabaña, aun ronca por sueño de la tarde, un cuerpo desnudo se me aproxima llamándome. Yo también estoy desnuda.
Por Bruja Urbana, del blog Cultura urbanita.
En el místico Tibet, el monasterio se alza ante el grupo de amigos. A medida que lo exploran, los murales ancestrales desprenden enseñanzas profundas. A través de cada oración, recitada como mantra, sienten menos peso en sus corazones, hallando respuestas en el sosiego. La duda se cierne en sus mentes: ¿residirá en el monasterio la iluminación que ansían? Los pasos les llevan hacia la cumbre, donde los rayos del sol engendran una serena certeza, disipando la incertidumbre.
Por Marlen, del blog El blog de Trujamán.
Es hora de marcharse. Deja la oficina sin despedirse. En el ascensor se prepara para el momento más importante de la semana: ir a su bar favorito. Allí, gracias al alcohol, todos los miedos se desprenden de su mente. No le queda ninguna duda sobre lo que quiere ser. En el regreso a casa se propone cambiar su vida; sin embargo, la ciudad no se lo permite. Los edificios de transforman en dientes y lo devoran. Todo, menos un zapato de cuero, desaparece dentro de la bestia.
Por Francisco Velandia, del blog Pacho escribe.
Me continúa persiguiendo la duda. A menudo me pregunto si lo hará cada día de mi vida o si en algún momento se acabará este tormento. Mientras tanto sigo llevándola conmigo a todas partes, al menos se encarga de hacerme compañía. Sé que solo puede traerme problemas, pero hay veces en las que nos sentimos mejor cuando nuestras acciones desprenden un ligero aroma a costumbre, aunque todo aquello que nos traigan sea malo.
Por Alicia.
―Cesa la nevada y los rayos de luz desprenden del cielo aún gris los últimos copos y una ráfaga gélida a ras de la nieve blanca impulsa las hojas caídas de los árboles y las llevan hasta el final del camino y allí se detienen, timoratas, porque dicen que en aquel rincón del bosque la cabaña del leñador custodia horrores innombrables y que ni los vampiros osan ofender al de la guadaña.
―No hay duda de que la muerte acecha.
―Nada más y nada menos.
Por Luis J. Goróstegui, del blog Observando el paraíso.
No podía dormir, la noche era interminable, el silencio interrumpido solamente por la bocina de un tren y el tic tac del viejo reloj le acrecentaba la duda, así tal cual se desprenden los pétalos de una margarita, en ese decir me quiere… no me quiere… inocente juego de infancia antigua, lo que más ella quería era que llegara la luz del día, podía ser que a menos oscuridad, quizás todo se viera más claro y ya no dudaría más.
Por Diana Rosa Conti.
—¡Mamá, encontré tus calificaciones de la escuela básica! Y ¿sabes? De ellas se desprenden estas certezas: eras responsable y siempre obtenías puntos buenos y «azules», no cabe duda.
—Es verdad. Pero ahora ya no estudio, y de vieja ¡mi cuerpo se ha llenado de puntos rojos! Incluso algunos, los menos por suerte, quieren sobresalir. Mientras no se le ocurra a tu papá coger un lápiz para unirlos y descubrir la figura escondida… ¡Ja,ja,ja!
Por Saricarmen, del blog Desde El Cielo.
Los minutos se van como las hojas cuando se desprenden del árbol en otoño: una tras otra, en silencio, sin posibilidad de detenerlas. Ya se han consumido treinta minutos, más o menos. Treinta minutos de dolor y pesar. Treinta minutos de desolación eterna. Lo que va a suceder ya no es un misterio. La única duda que me estremece es: ¿Cuánta sangre derramaré sobre la mesa?
Por NO SOLO LEO, del blog No solo leo.
La duda me corroe y cada vez es más difícil sobrellevarlo. ¿Quién ha sido? ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo? Los restos del delito ya no son visibles, pero todavía desprenden un olor que me niego a reconocer como agradable. Yo solo quería comer un trozo de tarta, de esa deliciosa y esponjosa tarta que descubrí en el cumpleaños de Ana. Sin embargo, cuando paso por la confitería donde la venden, nunca les queda. ¿Por qué a mí? Solo necesito un trozo, solo uno. Dejadme eso, al menos…
Por Agnes.
El aroma que desprenden los naranjos en flor inundan toda la avenida y me trae recuerdos de alegres paseos por la misma. Estoy mucho menos seguro aquí que en el apartamento, que he fortificado con tablas sacadas de mesas y sillas de mis vecinos. Tras oír la música, a tan alto volumen que solo puede ser una llamada de socorro, he tenido que salir para aclarar esta duda: ¿No soy el único superviviente como pensaba?
Por Antonio Jimenez, del blog Escribe y golpea.
Empaquetar no era ni mucho menos la tarea que más le agradaba, pero la perspectiva del viaje le animó. Ya eran responsables para quedarse solos, no había duda, y en cuanto dejó todo listo, se despidió y se marchó. La ruta atravesaba muchos lugares de los que desprenden paz y permiten reponer fuerzas, y fue en uno de esos instantes cuando por el rabillo del ojo los vio agazapados en la parte trasera.
Por Carmen, del blog Propuestas and made.
Quería subir. Todo un reto para un hombre como yo ,de sillón, sofá y cama. Costaría tan caro como comprar un coche de alta gama y mi duda era ¿si se desprenden piedras, grandes rocas o bloques de hielo yo muero? Menos mal que retrocedí a tiempo. No alancé la cima, el techo del mundo, pero a mi compañero se lo llevaron de urgencias en helicóptero.
Por Aurora Roger Torlá.
En la vida siempre podremos tener dudas, para perturbarnos y hasta quitarnos el sueño, acerca de cualquier acción que debemos emprender sea que la deseamos u obligatoria. Es importante comprender que, en muchas ocasiones, de la duda se desprenden la línea a seguir o la decisión a tomar. No podemos detenernos por las dudas, sino en medio de ellas ver si podemos encontrar el camino que debemos seguir, a menos que deseemos pedir orientación o consejo a algún familiar o amigo.
Por Minerva Hernández García.
Ayer estuve tentado de comprar un juego para la consola que, según indicaba su publicidad, contaba con una Inteligencia Artificial para controlar la aventura virtual; llevando la acción a niveles nunca vistos o imaginados. Al momento de pasar por caja, para pagarlo, me asaltó una duda (interrogación en mano) que me dejo cuando menos inquieto. Si es tan real la trama igual, al jugar, se me desprenden los implantes humanos; y los terrícolas, aún no están listos para saber de nosotros.
Por jm vanjav, del blog jm vanjav hasta en 500 palabras +
La duda se apoderó de mí desde el comienzo de esta extraña relación. Es bien cierto que los metamórficos desprenden algo tan atrayente como peligroso, y no es menos importante la naturaleza común que los une a nosotros, pero han hecho cosas terribles a la otrora comunidad pura de Hellas. Y eso me corroe. Es verdad que el legado pesa, aunque la vida es cambio y hay que adaptarse. Confieso que me uno a ellos con demasiadas reservas.
Por MJ RU1Z, del blog Eleeabooks.
No le quedaba la menor duda de que aquel era el lugar donde encontrar las respuestas y cerrar el círculo. Los recuerdos a veces desprenden un olor extraño, como a neftalina. Ese aroma tan característico del armario de su abuela, entre dulce y añejo, como a viejo y gastado. Era uno de los olores que la trasladaban a su niñez, cuando vivir era casi un juego y no tenía que preocuparse de nada más. Ahora su vida estaba tan desorganizada como aquel armario, pero ya quedaba menos.
Por Magdalena Barreto, del blog Mi vida en retales.
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