Un año de autoras: Marta Álvarez (Martitara)
Seguimos avanzando en la iniciativa Un año de autoras y con el cambio de mes, tenemos una nueva autora de fantasía juvenil a la que seguro todas conocéis: Marta Álvarez. ¿No te suena? ¿Y si te digo Martitara?
Vamos a conocerla un poco mejor, ¿me acompañas?
Descríbete en 20 palabras.
De pequeña, leía en los autos de choque. Me tropecé sola por bailar sacando el lavavajillas (ya no era tan pequeña).
Eso han sido 21 palabras porque soy una rebelde (mentira). ¡Pero creo que definen muy bien el tipo de persona que soy!
¿Las escritoras sufrimos más el síndrome del impostor que nuestros compañeros de oficio? ¿Alguna vez has tenido que enfrentarte a ello? ¿Cómo lo superaste?
En realidad, tengo relación cercana con pocos autores (hombres). De hecho, solo me viene uno a la cabeza, y lo sufre igual que todas nosotras. Pero es posible que sí, que lo suframos más porque sentimos que se espera más de nosotras, que se va a mirar con lupa ciertas cosas que a ellos no se les examina. Aunque, al final, el síndrome del impostor es algo personal, que no viene tanto de lo que esperan de los demás sino de lo que tú esperas de ti misma y de las expectativas externas (reales o no) que tú proyectas sobre tu trabajo.
Me enfrento a ello constantemente. En mi caso, haber empezado publicando como lo hice influye mucho: Mi editora (Helena Pons) propuso publicar una saga de magical girls, y contactaron con tres posibles autoras para que les enviaran sus ideas. Tuve que mandar una propuesta detallando qué trama había pensado yo, quiénes serían las protagonistas, cuál sería el sistema de magia… esas cosas. Y, de entre las tres posibles autoras, me escogieron a mí.
Ahí comenzaron las dudas: ¿me eligieron porque mi propuesta era la que más les había gustado, o solo porque era la que menos les había disgustado, por así decirlo? Tengo un canal de BookTube medianamente grande: ¿tuvo eso algo que ver? ¿Fueron mis potenciales lectores el punto decisivo, más que la calidad de lo que envié? (Estoy tirando piedras a mi propio tejado diciendo esto, supongo. Aunque no es que nunca lo haya ocultado…).
Cuando me asaltan las dudas, para empezar, pienso en mi editora. Helena es maravillosa, cuida con mimo lo que publica y tenía mucho cariño puesto en este proyecto. Asumir que mi propuesta era mala y que ella la escogió a pesar de ello sería poner muy poca confianza en su criterio. ¡Y yo confío mucho en su criterio!
Hay otros mil argumentos que mi cerebro tiene preparados para echármelos a la cara. Cada uno tiene los suyos, supongo. Un cierto grado de incertidumbre es inevitable, porque trabajamos con algo cuyo baremo cualitativo es, en gran medida, subjetivo. Nunca vas a saber con certeza si lo que escribes es bueno o malo (para empezar, porque nunca nada literario va a ser bueno para todo el mundo).
Yo intento seguir este proceso que estoy describiendo ahora, racionalizar para buscar la raíz de esas dudas y ese malestar y comprobar que, en su mayoría, no están justificadas. Recuerdo experiencias positivas que me han traído mis novelas, testimonios que me demuestran que hay cosas que he hecho bien, que he hecho disfrutar a gente y que eso es algo que indiscutiblemente me he ganado; que me merezco (nos merecemos) disfrutar de ello. Que, independientemente del resultado, estoy intentando hacer las cosas lo mejor que puedo (a veces, incluso mejor de lo que puedo) y que, al final, eso es a lo máximo a lo que podemos aspirar.
Está bien, lo admito: a veces no soy yo la que me recuerda todo eso. Mi familia y mis amigos son increíbles y me apoyan un montón, y me dan impulso cuando yo no me creo a mí misma.
Está claro que las mujeres no jugamos en la misma liga ni con las mismas reglas a la hora de presentar nuestras propuestas literarias, ¿qué cambio consideras imprescindible para hacer la igualdad literaria real?
Yo tengo una visión mucho más favorable de lo que probablemente sea el cuadro completo del mercado editorial, porque en la literatura juvenil hay mayoría de autoras y (afortunadamente) no supone un lastre ser mujer. Pero soy consciente de que no es igual en otras parcelas del mercado, por increíble que parezca, estando en el siglo XXI. Que hay editores que quizás te ponen en otro saco por ser mujer, por sus prejuicios personales o por sus prejuicios sobre los lectores (que te van a leer menos, que les va a gustar menos lo que escribas… Y parece mentira (a mí me lo parece) pero a veces sigue sucediendo).
Va a sonar cliché, pero creo que tiene que haber un cambio social para solucionar esto, un cambio de mentalidad, más que algo concreto y tangible que se pueda modificar de hoy para mañana. Todo arranca en una educación en la igualdad, en la diversidad y en la empatía. Y uno puede seguir educándose mucho después de dejar el colegio, pero entonces tiene que salir de ti. Tienes que estar dispuesto a escuchar a personas con experiencias distintas a la tuya. No me considero una persona especialmente conocedora
de las distintas realidades sociales, pero sí que he notado lo mucho que ha cambiado mi mentalidad de unos años a esta parte, y todo ha venido por algo tan sencillo y tan básico como conocer (y escuchar) a personas con experiencias vitales distintas a la mía: de otros lugares, de otras ideologías, de otras sexualidades, racializadas, etc. Y las redes sociales me han facilitado el acceso a algunas de esas personas.
Supongo que sí habrá pequeñas medidas específicas que se puedan tomar, claro, pero no sabría decirte ninguna menos ambigua que lo que acabo de describir. Por mi parte, intento aportar mi granito de arena hablando de este tipo de cosas, compartiendo experiencias, señalando las injusticias o las cosas ilógicas cuando las veo. Aunque tampoco me voy a colgar ninguna medalla, porque no me considero una gran activista, la verdad. Y hay personas admirables que sí lo son.
Ahora, hablemos de ti:
¿Cuándo fue la primera vez que pensaste «yo quiero ser escritora»?
Creo que lo pienso desde que tengo memoria. Desde que aprendí a escribir me dediqué a redactar cuentecitos. La profesora que me daba clase cuando tenía cinco años me regaló un poemario porque veía que me gustaba mucho eso de las historias y las palabras, así que algo debía de notárseme ya entonces…
Dinos tu mejor truco para enfrentarte a la temida hoja en blanco.
Escribir sin cortapisas. Repetirme a mí misma: «Es un borrador. Tienes derecho a escribir incluso la más pura basura. Ya lo corregirás más adelante; ahora necesitas unas cuantas palabras para arrancar».
Aunque hay días que es que no, y es que no. Tampoco hay que olvidar que, si pasas veinticuatro horas al día, siete días a la semana, pensando solo en escribir, al final te quedarás seca. Es lo que le oí a la maravillosa Gabriella Campbell en uno de sus talleres literarios: para crear, también tienes que dedicar tiempo a llenar tu pozo creativo, a consumir contenido que te inspire. Libros, películas, series, música… A veces es más productivo desconectar un poquito para llenar ese pozo y poder volver con más ganas.
¿Tienes alguna manía a la hora de escribir?
En determinadas épocas me niego a escribir hasta que no me haya hecho un té frío que beber durante la sesión. Curiosamente, suelen ser las épocas en las que menos me apetece escribir y más ganas tengo de procrastinar… Pero no creo que tenga nada que ver, ¿no?
¡Nada que ver en absoluto! Ejem…
¿Qué consejo darías a un escritor que empieza?
Permítete equivocarte. ¡El borrador se llama borrador por algo!
¡Un gran consejo! A menudo los bloqueos vienen de exigirnos demasiado.
Tu punto fuerte como escritora es…
Uno de mis grandes talentos como persona es reírme de mí misma. Creo que como escritora también…
Bueno, y a los lectores suele gustarles la construcción de mis personajes.
¿Y tu punto débil?
La organización de mi tiempo.
¿Qué libro te hubiera gustado escribir?
Haciendo trampa (y siendo terriblemente original) diré que la saga de Harry Potter o de Percy Jackson.
¿Qué género te gusta más y cuál menos?
El que más, la fantasía. El que menos, la novela policíaca.
Último personaje del que te has enamorado, propio o ajeno.
Vann Strainir, de la saga La Segunda Revolución, de Costa Alcalá.
¿Qué libro (poco conocido) crees que todo el mundo debería leer?
Vango, de Timothée de Fombelle, o El abismo, de Neal Shusterman.
¿Qué libro, que parece que a todo el mundo le encanta, a ti no te gustó nada?
Me recomendaron que leyera Elantris para empezar con Brandon Sanderson. Yo ya había leído otras cosas suyas, pero me puse con esa novela de todas formas, y me sentí un poco culpable porque le encontré muchísimos fallos (en mi humilde opinión). Y digo culpable porque adoro a Brandon Sanderson, ¡me sentía indigna de decir que algo suyo no me había gustado!
¡Oh! Pues justo ha sido la lectura de septiembre en mi club de lectura y a mí me ha enamorado.
¿Cuál fue el último libro que te dejó resaca lectora?
Seis de cuervos, de Leigh Bardugo.
¿Prefieres leer en papel o en digital?
Papel.
Si pudieses vivir en un libro, ¿cuál sería?
Moriré besando a Simon Snow, de Rainbow Rowell. Imagínate, hacen magia con juegos de palabras y versos de canciones famosas… ¡Es un sistema mágico hecho para mí!
Color favorito: Aguamarina.
Verano o Invierno: Verano.
Una canción: No surrender, de Bruce Springsteen.
Un placer culpable: Los doramas.
Tu mayor virtud: La empatía y los memes.
Tu palabra favorita: ¿Serendipia? Nunca lo había pensado, pero ha sido la primera que me ha venido a la mente, así que hagamos caso a mi subconsciente.
No puedo vivir sin… mis seres queridos (y sin ser intensa, al parecer).
¿Cómo meterías una jirafa en un frigorífico?
Por la puerta.
¡Gracias por contestar!
¡Muchas gracias por contar conmigo!
Dinos, ¿dónde podemos encontrarte?
Bueno, ¡aquí va la retahíla! Si es que estoy en todas partes, menos donde tengo que estar… (escribiendo).
En mi web: https://www.martitara.com
En Youtube: canal de booktube y canal de música.
Y en Instagram, GoodReads y Twitter.
Ahora que se ha ido, dime, ¿qué te ha parecido la entrevista?
Conocías a Marta, ¿no?
Responsable: Adella Brac. Finalidad: gestionar los comentarios. Legitimación: tu consentimiento. Destinatarios: los datos que me facilitas estarán ubicados en los servidores de Webempresa (mi proveedor de hosting) dentro de la UE. Ver política de privacidad de Webempresa aquí. Derechos: podrás ejercer tus derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición escibiéndome a info@adellabrac.com y también tienes derecho a presentar una reclamación ante una autoridad de control. Información adicional: Política de Privacidad, Aviso legal y Política de Cookies.