como escribir un libro

 

Cómo escribir un libro: primeros pasos

 

¿Tienes una idea genial y no sabes por dónde empezar? Estás en el lugar apropiado.

Se te ha ocurrido un mundo genial, has soñado con un diálogo entre dos personajes que te ha fascinado, se ha dibujado en tu mente la escena final perfecta. Es un punto de partida, pero necesitas más.

Resumiendo mucho, para armar una historia tienes que tener esto: ALGO OCURRE y el PROTAGONISTA se ve obligado a HACER ALGO que provocará su enfrentamiento con ANTAGONISTA.

Entonces, necesitas: un protagonista con el que el lector pueda empatizar (o varios), el incidente incitador, un antagonista (o varios) y un conflicto principal.

¿Lo tienes todo?

Vamos a repasarlo punto por punto los cuatro elementos principales que debes tener claros antes de empezar a escribir un libro.

 

Un protagonista (o varios)

El protagonista debe estar construido a conciencia. Tienes que otorgarle virtudes y defectos para que el lector pueda empatizar. (No queremos Mary Sues ni Gary Stues).

Recuerda que para que tus personajes sean creíbles tienen que ser coherentes. Debes conocerlos muy bien, hasta el punto en que tendrás datos de ellos que no aparecerán de manera explícita en el texto, pero que ayudarán a hacerlos tridimensionales.

A mí me ayuda usar el eneagrama.

El eneagrama es una clasificación de personalidades que establece nueve tipos. Escoger un eneatipo te ayudará a saber cómo respondería tu personaje ante cualquier evento. Y también a establer una determinada manera de hablar. Los eneatipos son estos:

1 – El que quiere ser perfecto
Roles: reformador, maestro, cruzado, moralista, perfeccionista, organizador.
«Vales o eres bueno si haces lo correcto».

2 – El que necesita amor
Roles: ayudador, altruista, amante, celador, complaciente, permisor, amigo especial.
«Vales o estás bien si eres amado por los demás y eres amigo de ellos».

3 – El que necesita ser valorado
Roles: triunfador, motivador, modelo a seguir, dechado de virtudes, comunicador, buscador de estatus, el mejor.
«Vales o estás bien si tienes éxito y los demás piensan bien de ti».

4 – El que necesita atención
Roles: individualista, artista, romántico, melancólico, esteta, víctima trágica, el especial.
«Vales o estás bien si eres fiel a ti mismo».

5 – El que teme expresar sentimientos
Roles: investigador, pensador, innovador, especialista, radical, experto, observador.
«Vales o estás bien si eres experto en algo».

6 – El que teme tomar decisiones
Roles: leal, guardián, fiel creyente, escéptico, tradicionalista, incondicional.
«Vales o estás bien si haces lo que se espera de ti».

7 – El que teme sufrir
Roles: entusiasta, multitareas, niño prodigio, diletante, entendido, estimulador.
«Vales o estás bien si obtienes lo que necesitas».

8 – El que quiere tener el control
Roles: desafiador, líder, protector, proveedor, empresario, inconformista.
«Vales o estás bien si eres fuerte y estás al mando de tu situación».

9 – El que quiere evitar el conflicto
Roles: pacificador, sanador, optimista, reconciliador, el que consuela, utópico, nadie especial.
«Vales o estás bien mientras los que te rodean sean buenos y estén bien».

¿Has visto cómo puede el eneagrama ayudarte con los primeros pasos para escribir un libro? Yo los he conocido gracias a este blog.

 

Incidente incitador o detonante

Es el desencadenante de la historia, el hecho que provoca que todo se ponga en movimiento. El detonante es un punto de ruptura y la lucha posterior es la columna vertebral de la historia.

Tiene una serie de características:

Sucede en el primer acto. No se debe alargar demasiado la situación inicial ni lanzar al protagonista de cabeza al problema sin haber dado tiempo a que se haya creado una implicación emocional entre lector y personaje. El final del primer capítulo puede ser un momento perfecto (además, funcionaría como cliffhanger).

Es un acontecimiento que altera de manera radical el equilibrio en la vida del protagonista. Vuelve del revés su vida y lo obliga a actuar. La respuesta no tiene por qué ser inmediata (de hecho, lo normal es que el protagonista dude).

El objetivo a priori será restaurar el equilibrio, pero el detonante crea un deseo consciente y otro inconsciente en el protagonista. La decisión que tiene que tomar el protagonista tiene que tener un coste emocional para él (haz que importe).

A menudo el antagonista es el que causa el incidente, pero no necesariamente. Si tu novela tiene tramas secundarias cada una debe tener su propio detonante.

Asegúrate de que tu protagonista que esté alineado con el problema y esté a la altura de la situación y de que el problema tiene que tener el peso suficiente para que necesites toda la novela para solucionarlo.

 

Un antagonista (o varios)

Es otro elemento clave en estos primeros pasos para escribir un libro. En toda historia ha de haber un conflicto, así que tener dos «bandos» enfrentados alrededor de ese conflicto otorga verosimilitud.

Solemos identificar al protagonista con el Bien y al antagonista con el Mal, pero no necesariamente debe ser así.

Al igual que el protagonista, el antagonista tiene que tener algo que perder si no consigue su objetivo. De nuevo, algo que importe.

Las diferencias entre protagonista y antagonista están definidas por el papel que cada uno desempeña en la novela: el del antagonista es oponerse a las acciones del protagonista y evitar que cumpla su objetivo.

El protagonista suele ser el personaje principal, pero no tiene por qué, puede ser el antagonista.

Además, y al contrario que el protagonista, el antagonista no tiene que ser necesariamente una persona, puede ser una fuerza de la naturaleza o una convención social. Incluso, protagonista y antagonista pueden ser la misma persona, por ejemplo: Dr. Jekyll y Mr. Hide.

 

Un conflicto

El conflicto se estable de manera natural porque los objetivos del protagonista y el antagonista son incompatibles: pueden ser que tengan el mismo objetivo u objetivos opuestos.

Es un poderoso motor de la historia y, si está bien planteado, consigue que el lector se enganche a la lectura para averiguar cómo se resuelve.

Además, el conflicto hace crecer y transformarse a los personajes. El protagonista deberá correr riesgos y realizar algunos sacrificios para convertirse en el tipo de persona que puede salir victoriosa.

Importante, no te olvides de resolverlo en el desenlace si no quieres que tu lector acabe frustrado con tu historia. Si puede ser de manera no predecible, mejor.

¿Tienes claros cuales son los primeros para para escribir un libro? Pues ahora solo te falta ponerte a ello.

 

¡Ánimo y a escribir!

 

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