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Hoy solo vengo a saludar y a presentarte a M.H. Isern, compañera en la iniciativa Un año de autoras. Te dejo con ella:

 

¡Hola! Quizá te sorprenda verme por aquí, y es que me estreno como autora invitada en este fantástico blog. Quiero dar las gracias a Adella Brac por hacer un hueco y, sobre todo, por ceder un merecido espacio a Hope Mirrlees.

 

Entrebrumas, el libro que me gustó tanto que me indignó.

 

Navidades es un periodo que no suele gustar a todo el mundo, a mí, sí, sobre todo porque siempre cae de regalo alguna lectura inesperada. Este año, la seleccionada por los Reyes Magos ha sido Entrebrumas, de Hope Mirrlees. Ha sido una novela que he devorado, tras lo cual, me he sentido muy enfadada. «¿Por qué? ¿Por qué no te ha gustado?», te preguntarás. Pues no, me ha encantado, maravillado, enamorado, todo. «¿Entonces?». Pues me cabrea no haberla conocido antes, que mis treinta y tres castañas, lectora y escritora de fantasía como soy, no me haya encontrado con este tesoro es algo que me indigna, sobre todo, porque he comprendido que sin este libro, es muy posible que otras obras como la creada por JRR Tolkien no fueran tal y como las hemos leído. Así te lo digo. Pero voy al grano.

 

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Hope Mirrlees, que ni siquiera cuenta con una entrada en la Wikipedia en castellano y ni un solo ejemplar en la biblioteca de mi ciudad, fue una escritora, traductora y poetisa británica nacida en 1887 y fallecida en 1978, y allá por 1926 publicó Entrebrumas. Fue miembro del prestigioso círculo Bloomsbury y amiga de grandes intelectuales de la época, como Virgina Woolf. Por fechas, como ves, es contemporánea de Tolkien y de C.S. Lewis, quienes leyeron su novela. Y es que al leer Entrebrumas he visto pequeños patrones que había leído antes en la obra de Tolkien, sobre todo en lo referido a la Comarca. Y aquí es adónde quiero ir a parar: me indigna no haber oído hablar nunca de ella, que apenas haya ediciones de su obra en nuestro idioma, tan solo una de Minotauro del 2005 y otra de Roca del 2017. Me produce cierta tristeza que de entre todos mis amigos, la mayoría lectores de fantasía, ninguno me haya mencionado jamás a Hope Mirrlees. Y mientras las novelas de otros autores del género (JRR Tolkien, CS Lewis, Terry Pratchett, Neil Gaiman…) gozan de fama mundial, inspiran a maravillosos ilustradores y son llevadas al cine, Hope Mirrlees, precursora de la novela de fantasía, permanece olvidada y su Entrebrumas está cogiendo polvo en un rincón.

 

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Pero hablemos de Entrebrumas. Esta maravillosa novela cuenta la historia de Dorimare, un país tranquilo que hace frontera con el temido reino de las hadas, pues quien viaja a ese reino, nunca regresa. Los habitantes de Dorimare, cuya capital es Entrebrumas, no quieren saber nada del reino vecino y de sus extraños habitantes y desde luego el contrabando de fruta de las hadas está perseguido. Es más, decir «hada» es una blasfemia y no hay peor insulto que «hijo de hada». No pude evitar recordar a los habitantes de la Comarca, los apacibles hobbits, ajenos a lo que ocurre más allá de sus fronteras y temerosos de la gente extraña, como elfos o enanos. Incluso el joven jardinero Luke, recuerda a Sam Gamyi, siempre cuidando de su joven señor de manera leal y servicial. Sin embargo, Dorimare comparte un pasado, casi de leyenda, con las hadas, de esta manera Mirrlees nos presenta un mundo sólido y bien construido con sus propias historia y geografía. Pero, ¿qué supone comer fruta de las hadas? Dice que quien la prueba no vuelve a ser el mismo. Los habitantes de Entrebrumas son gentes anodinas, sin creatividad ni imaginación, y probar esta fruta los convierte en artistas desbocados, sufren alucinaciones e hilarantes ataques de ingenio. Se trata de una sociedad rígida y gris, sin artistas y un gran número de comerciantes y políticos, incluso, son personas a las que les cuesta amar.

El protagonista de esta aventura es Nathaniel Chanticleer, el alcalde de Entrebrumas. Él siempre se ha sentido un tanto diferente, percibe una especie de ansia que late de lo más profundo de su ser y ha sufrido algún que otro episodio de histeria. La historia arranca cuando su hijo le confiesa haber comido fruta de las hadas. Para mantenerlo a salvo de habladurías e intentar recuperar el buen sino del muchacho, confía en un afamado médico que viaja con el joven a una granja en el campo. Por otra parte, en una refinada escuela para señoritas dirigida por la señorita Crabapple (ojo a algunos apellidos de los habitantes de Entrebrumas, que pueden resultar de lo más hobbit) que se preparan para ser buenas esposas, ocurre algo extraño con el nuevo maestro de danza… Hasta que todas las chicas huyen en desbandada, corriendo como gráciles gacelas y sin que nadie pueda detenerlas hasta el reino de las hadas. Es en ese momento cuando Nathaniel se ve inmerso en una investigación que sacará a la luz un horrible crimen del pasado. Poco a poco, la realidad pierde tangibilidad, lo cotidiano se mezcla con lo fantástico y el entorno adquiere la consistencia de un sueño.

No quiero contarte más sobre el relato, pues no soy de las que dan información relevante que chafe la trama. Pero como quiero animarte a leerla, he de decirte que he leído pocos libros tan bien escritos, la prosa de Mirrlees es una delicia, poética, ligera y delicada. Mención especial al traductor, Emilio Mayorga.

«Endymion Leer lo observaba con una sonrisita, y añadió:
—Y ahora, quizá su excelencia me permita hablarle un poco de su propio caso. Creo que el mal que sufre podría denominarse «enfermedad de la vida». Usted es, por así decirlo, un mal marino y los vaivenes de la vida le provocan una afección mental. Allí, a sus pies, a su alrededor, asciende y crece, va y viene ese elemento magnífico, ingobernable e implacable que llamamos vida. Y su movimiento penetra en la sangre, le provoca mareos. ¡Mantenga el equilibro, maese Nathaniel! Con ello no quiero decir que deje de notar su movimiento… continúe notándolo, pero aprenda a sentir gusto por él; o si no le gusta, por lo menos aprenda a soportarlo con las piernas firmes y la cabeza fría.»

Entrebrumas es un clásico imprescindible, sobre todo para los amantes de la fantasía, aunque puede ser disfrutada por cualquier lector al que le guste gozar de una hermosa narrativa, unos personajes auténticos y un enigmático misterio. Es una joya, y no lo digo solo yo, lo dice Neil Gaiman, autor del prólogo de Entrebrumas: «Una de las mejores novelas de fantasía de la Historia. Un milagro de la Literatura». Si quieres leerlo, con suerte estará en tu biblioteca, sino puedes comprar la edición de Roca, pues la de Minotauro está descatalogada.

Así que saquemos a Mirrlees del cajón del olvido, porque el mundo de la literatura y la fantasía le debe mucho, muchísimo. Acerquémonos a su obra, a Entrebrumas y otras novelas, como The Counterplot, sus poemarios y otros escritos de no-ficción. Por desgracia, en nuestro idioma hay poquito. Espero que este artículo, este pequeño grano de arena, haya despertado tu interés y desees cruzar la frontera y entrar en el peligroso reino de las hadas.

«Para aquel que goza de imaginación, siempre hay algo de aventura en un paseo entramado. Penetras en él con el atrevimiento suficiente, pero muy pronto te sorprendes deseando haberte quedado fuera: no es aire lo que respiras sino silencio, el silencio casi palpable de los árboles. ¿Es esa la única salida, ese pequeño agujero redondo a lo lejos? ¡Caramba! ¡Nunca serás capaz de pasar por ahí! Debes dar la vuelta… ¡Demasiado tarde! El amplio portal por que entraste se ha transformado, a su vez, en otro pequeño agujero.»

 

¿M.H. Isern ha logrado despertar tu curiosidad por el libro?

 

Cuéntamelo en los comentarios. Y no olvides ir a hacerle una visita en su blog.

 

La sombra del Kitsune